“Queridísimo hermano:
Llevamos ya 1 año fuera de casa y me parecen diez. ¿Sabes hermano? Sueño con las noches en el Café Janise, las chicas perfumadas y la música de Billy, aquella banda... Hoy nos llegaron revistas nuevas. Recorté una rubia preciosa que guardo entre mis cosas, me recuerda a Mary, la chica de la tienda de zapatos ¿La recuerdas? Siento que estais tan lejos, hermano. Escríbeme pronto. Tuyo,
James.”
Si había algo para que un soldado olvidara un rato sus penas, eso eran las chicas pin-up: mujeres
de aire sensual y formas idealizadas, con larguísimas y contorneadas piernas y senos turgentes, y que parecían haber sido pilladas en momentos comprometedores y casi desnudas. Cientos de ellas llegaron a los frentes por medio de revistas, postales y cartas. Pasaban de mano en mano como cuando los niños se intercambian cromos. A veces un dibujo o foto de una pin up pesaba más que un trozo de pan o un puñado de dólares. Constituían la pornografía suave o ligera de entonces.A medida que Norteamérica ganaba batallas, ellas perdían ropa y prejuicios y se iban adaptando a la moda de su tiempo. Así las vemos posando con uniformes de soldado o sosteniendo banderas de los países en conflicto. Tuvieron de esta manera un importante efecto propagandista.
The Girl With the Million Dollar Legs
Betty Grable, la primera “novia de América”, colgaba de la taquilla de miles de soldados. Esta fotografía en bañador, en la que luce unas eternas y doradas piernas, la convirtió en la chica pin-up número uno de la época de guerra. Más tarde, la revista Life la incluyó en la lista de las 100 Fotografías que Cambiaron el Mundo. Aquellas mismas piernas, aseguradas en 1943 por 250 mil dólares (sí, Jenifer López no inventó ninguna excentricidad nueva), la llevaron a grandes zancadas hasta la cima de Hollywood. Elizabeth Ruth Grable empezó como cantante, bailarina y modelo de poca monta y acabó siendo compañera de reparto de Marylin en “Cómo conquistar a un millonario” y protagonista de Pin-up Girl, en 1944.
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